Raúl Aguilar Aguirre, nació el 18 de agosto de 1944 en Cuernavaca, Morelos. Inició su carrera como bailarín en el ahora extinto Instituto Regional de Bellas Artes de Cuernavaca a la edad de 14 años, y a pesar de su tardío inicio en la danza demostró poseer habilidades que le permitió avanzar rápidamente en el aprendizaje de las técnicas.
En 1962 se mudó a la Ciudad de México para continuar su formación en la Academia de la Danza Mexicana, mientras Josefina Lavalle fungía como directora y quien personalmente recibió a Raúl Aguilar.
Profesionalmente colaboró con el Ballet folklórico de México de Amalia Hernández, Ballet Concierto de México de Felipe Segura, Ballet de las Américas, Taller Coreográfico de la UNAM. En 1966 con Raúl Flores Canelo funda El Ballet Independiente de México, compañía que logró un estilo propio y hoy es de las más importantes de México. En 1977 funda, en conjunto con Miguel Ángel Palmeros, Cecilia Bram, Patricia Ladón de Guevara, Martha Quezada y Valentina Castro, Expansión 7, grupo pionero e innovador en su momento.
Impartió clases y talleres en instituciones como en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, Escuela de Ballet Contemporáneo de Xalapa, Academia de la Danza Mexicana y Escuela Popular de Bellas Artes de la UMSNH.
Fotografía
Mientras se encontraba en una gira en Estados Unidos con el Ballet Folklórico de México adquirió su primera cámara fotográfica, a los 26 años de edad, para poder capturar su visita en un zoológico. De este modo fue su acercamiento con la fotografía. De manera empírica y lúdica incursionó en este arte y se dedicó a capturar a sus colegas bailarines de distintas compañías mientras estaban en función. Posteriormente, fue invitado por la dirección de Danza de Bellas Artes a fotografiar al Ballet Clásico de México (ahora la Compañía Nacional de Danza) y a invitados internacionales. Fue así como Raúl Aguilar capturó de manera sistemática por 35 años la actividad dancística en México.
Raúl Aguilar buscaba mostrar en sus fotografías la belleza de los movimientos que quedaban perdidos en transiciones y vuelos. “Siempre lo hice por gusto,” declara Aguilar. Disfrutaba cada función de ballet como si él mismo bailase con la cámara. “Fotografiar siempre lo disfruté, así como bailar”.
El periodista argentino, Horacio Sturla, escribe sobre el autor: “Para Raúl Aguilar, la luz no es un elemento sino un fundamento. Un fundamento, ya que él no lo maneja como parte de su fotografía sino como base de la misma y, sobre ella, “coloca” la imagen. Toda su obra, repartida en dos actividades complementarias, la danza y la fotografía, son un reflejo de lo que se propone mostrar. Como bailarín y coreógrafo, su punto de vista; como fotógrafo, el plasmar en cada toma su esencia.”
En su actividad como fotógrafo ha montado varias exposiciones tanto individuales como colectivas, así como en la enseñanza de la misma. Por mencionar algunos, en 1981 participó en el Primer Festival Nacional de Danza con la exposición titulada “La fotografía y la Danza”; en 1978 participó en el 1er Coloquio Latinoamericano de Fotografía; en marzo de 1986 montó la exposición “Fotografía de Danza” en el extinto Poliforum del Casino de la Selva.
Por otro lado, Raúl Aguilar deja un gran legado que es su acervo fotográfico. Al observar cuadro a cuadro, la fotografía de Raúl Aguilar nos cuenta la historia a manera de “flashazos” que revela y revive compañías como el Ballet Folklórico de Amalia Hernández, Ballet Independiente de México de Raúl Flores Canelo, Ballet Clásico de México de Felipe Segura, Compañía Nacional de Danza, Alvin Ailey American Dance Theather, Nikolais Dance Theather, Luis Falco Dance Company, Jofrrey Ballet, Ballet de l’Opéra National de Paris, Forion Ensamble, Alternativa, Danza Libre Universitaria. Inmortalizó a bailarines de gran reconocimiento como Alicia Alonso, Anna Sokolow Pilar Medina, Bodyl Genkil, Fernando Bujones, Jorge Esquivel, Margarita Gordon, Sigmund Szostak, Susana Benavides, Víctor Cuellar.
Raúl Aguilar logró capturar los movimientos etéreos de los mejores bailarines que México ha tenido de la segunda mitad en el siglo XX, quienes lograron dominar la técnica y desarrollar un lenguaje propio que marcó un parte aguas para las futuras generaciones, dejando huella en la memoria de la danza mexicana. La mejor manera de rendir homenaje a Raúl Aguilar y hacer justicia a la historia y los bailarines que dedicaron su vida y muerte a esta disciplina es compartir y enriquecernos de este acervo fotográfico.